La mente concreta del niño

En uno de los posts anteriores hablábamos sobre la importancia de la manipulación o la exploración manual. Es una tendencia humana y además una de las claves de la educación de los niños y niñas de los 0 a los 6 años.

Hace unos días, en una sesión de escuela bosque encontré un niño acariciando el tejido de mis pantalones, justamente ese día los estrenaba. La tela era fina y suave, y sin decir ni una palabra se acercó y empezó a pasar sus dedos por la tela. En ese momento estaba manteniendo una conversación con mi compañera y apenas me percaté de su presencia, estaba ensimismado con el tacto.

Tocar, sentir, oler, tomar la realidad a través de nuestros sentidos, gracias al movimiento es la tarea principal de los niños y niñas de 0 a 6 años. Montessori descubrió que en esta edad los niños tienen una mente concreta, necesitan vivir para aprender. Viven en el aquí y en el
ahora
, y precisan hacer las comprobaciones por ellos mismos para integrar lo que tienen a su alrededor. Solo al final de esta etapa empiezan a entender conceptos como mañana, o dentro de una semana, así como conceptos más abstractos.

No es nada nuevo, afirmar que los niños en esta edad aprenden a través de sus sentidos. El mismo Aristóteles lo dijo “no hay nada en el entendimiento que no haya pasado antes por los sentidos”. También nombrado por Catherine L’Ecuyer en 2018 en su ponencia “La importancia de la educación sensorial” que recomiendo totalmente.

De 0 a 3 años, los niños y niñas tendrán experiencias en torno a olores, temperaturas, formas, colores, sabores, etc. Su deseo será nombrarlos y sentirlos, poco a poco va haciéndose una imagen mental de esas sensaciones.

De 3 a 6 años, el ser humano en etapa infantil querrá discernir, diferenciar, comparar y clasificar esas experiencias, no es tocar por tocar sino tocar para clasificar, el pequeño científico que llevan dentro pone a prueba el mundo.

Llegados a este punto, me gustaría añadir que la respuesta por parte del adulto, ya sea madre, padre o profesionales de la educación, no debe ser estimular sin consciencia, no debemos aprovechar la mente absorbente del niño como un cajón desastre donde todo cabe y cuanto más mejor. Todas estas ideas de estimulación temprana quedaron desmentidas ya. La clave es dar las ayudas en el desarrollo del niño cuando sea el momento preciso. De esta manera, el aprendizaje será natural para ellos, sin esfuerzo, ni fatiga, solo viviendo.

Si han tenido experiencias reales con el mundo a través de sus manos y de todo su cuerpo, el niño comenzará a crear una imagen del mundo y después podrá evocar partes de él, como objetos, animales o personas aunque no los tenga delante, ahí empieza el proceso de
abstracción, el mundo de las ideas y de la imaginación.

No hay imaginación sin realidad. A menudo, muchas familias y docentes creen que para potenciar la imaginación debemos lanzar a los niños en el mundo de la fantasía, y es un error. La imaginación parte de la realidad, de lo conocido, de lo sentido.

La mente concreta hace su trabajo, pone los sentidos al servicio del niño y este actúa. ¿Cómo va a entender el niño conceptos más abstractos como las matématicas si antes no ha sentido la cantidad en sus manos? Uno de los materiales más llamativos en Montessori son los materiales de matemáticas, los niños de 3 a 6 años pueden llegar a trabajar con la suma, resta, multiplicación y división, así como con fracciones. Los materiales más avanzados son el ábaco, la división por probetas, y las operaciones con fracciones.

¿Cómo es posible? Porque antes de utilizar estos materiales, con 2, 3 y 4 años, hay una educación en los sentidos y experiencias reales en la vida práctica, como amasar pan, preparar limonada o cuidar de una planta. Ir de lo concreto a lo abstracto ayuda al niño en su desarrollo, acompañando la maduración de su mente.