Mascarillas en la escuela

Los profesionales que nos dedicamos a acompañar a la infancia, sobre todo a los más pequeños, nos preocupamos rápidamente sobre el uso de mascarillas en el espacio de trabajo. Somos conscientes de la importancia de su uso, sobre cómo protegemos a los demás y cómo influye en la transmisión del virus por el aire.

Los estudios más recientes acerca del impacto del COVID en la infancia tienden a demostrar que los más pequeños tienen un sistema inmunitario más fuerte debido a las vacunas recientes, pero aún hay mucho por descubrir y es mejor prevenir que curar.

Sin embargo, la mascarilla es incomoda y no permite hacer bien nuestro trabajo, pero esto no va a ser una queja ante la incomodidad, sino una llamada de atención acerca de la importancia de que los bebés puedan vernos mover nuestra boca para la adquisición del lenguaje, así como la lectura de gestos para conocer el impacto de respuesta de sus intervenciones en el medio.

Existen estudios disponibles en las redes donde se puede leer acerca del impacto que genera la percepción del bebé en la adquisición del lenguaje. Aprendemos a través de la discriminación fonética de los sonidos y su relación con el gesto articulatorio.

Patricia K. Kuhl, profesora de ciencias del habla y de la audición lleva trabajando toda su vida en la investigación de cómo los seres humanos desarrollamos el lenguaje. En 1982 presentó junto a Andrew N. Meltzoff una investigación titulada “La percepción bimodal del habla en la infancia”, un estudio que revela (grosso modo) que los bebés de 18 a 20 semanas ya reconocen la correspondencia entre los sonidos del habla presentados de forma auditiva y visual.

Si no quieren leer todos estos estudios para comprobar esta información pueden probar ustedes mismos, hablen cara a cara a su bebé con mascarilla (es más impactante con niños menores de un año) y repitan el mismo mensaje sin ella, verán en su expresión un cambio que nos indica que el estímulo que acabamos de presentar delante de ellos y ellas provoca una reacción distinta.

Nos encontramos en una situación similar en la adquisición de la lectoescritura. Estos dos primeros meses de curso he intentado trabajar la correspondencia entre sonido y grafía con niños y niñas de 3 y 4 años mediante las letras de lija. Hago una pausa para explicar que el proceso de lectoescritura en Montessori es fonético, por lo tanto, les acercamos el alfabeto de manera fonética, es decir, aprenden el sonido de las letras NO sus nombres.

Esta empresa con la mascarilla es muy muy difícil, hasta tal punto que tuvimos que hacernos con unas mascarillas con una pantalla transparente, las cuales se empañan constantemente. Aprender a escribir y leer en la escuela en tiempos de COVID es mucho más complejo.

Por ello, como medida rápida, propongo hacer más partícipes a las familias de todo esto e intentar equilibrar en casa estas situaciones, al mismo tiempo que las profesionales buscamos una solución a una mascarilla transparente que no se empañe y nos permita realizar bien nuestro trabajo. Muchas organizaciones ya están en ello, puesto que las personas con diversidad funcional sensorial también están siendo muy afectadas.